Entramos California por la carretera 199.
Secoyas, robles, madronas, abetos, pinos, laureles, castaños, tanoaks y el río Smith nos dieron la bienvenida. Los bosques de California huelen distinto, como más ricos. En Crescent City tomamos la carretera 101 y nos conectamos a la red en Starbucks. (Gracias otra vez por el regalo tan generoso, amigos de SCH). Después de la dosis de internet, bordeamos la costa y encontramos una playa en Trinidad. Jugamos en la playa y surfeamos un rato. Por primera vez nos sentimos sin horario ni destino. Todavía nos tenemos que acostumbrar.
Arcata no es lo que imaginé. La plaza es hermosa, súper limpia y más moderno de lo que pensé. Debe ser la “economía informal.” No sé que esperaba, tal vez edificios medio caídos y viciosos en todas partes? Definitivamente había algunos y nosotros cenamos con uno de ellos.
Con ustedes, Neo, el Iniciado. Neo vive en algún bosque. Su ser anterior murió metafóricamente hace como un año… o hace más? Sería antes o después de su adicción a la heroína? Neo cantó, predicó, habló en jornada continua, entrelazó tantos pensamientos en un párrafo larguísimo sin puntuación el tercer ojo su conexión con Madre Tierra cómo todos somos una ilusión cómo la marihuana abrió su ser su hija Derby tatuada en su corazón su amor por todos los seres incluso las moscas él el Antes de Cristo vaya con Dios en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. “Amén,” contestó Amelia. Neo compartió con nosotros su poesía y su arte. Nosotros compartimos espaguetis, seis oídos atentos (B estaba en su cueva) y $4.
Johnny, Alyssa y sus dos niños son recibieron calurosamente a pesar de haber acabado de llegar de acampar y de manejar por zonas con incendios forestales y humo en la carretera.
De Arcata salimos por una carretera que no recuerdo y luego por la 128, mi preferida hasta ahora! Robles gigantes forman un túnel y musgo cuelga de los árboles. Aunque Santa Helena es obviamente el destino preferido, el montecito detrás del pueblo es más hermoso: menos perfecto.
Bienvenidos al Valle Napa. Aquí no hay avisos de No Conduzca Embriagado. La abundancia abunda. Majestuoso — no hay otra palabra para describir las bodegas de vino. California fácil.
Nos perdimos por primera vez. Estábamos cansados. Las hamburguesas de In-n-Out nos mejoraron el genio. Finalmente llegamos a la casa de Butch y Callie en Sacramento a las 9:30 p.m. “Esta casa es impresionante,” dijo B. Puede que sea difícil que vuelva al van después de disfrutar de los televisores, neveritas, juegos de video, una piscina! Qué va, la vida en el van es lo mejor! Nuestra estadía en Casa Ernesto ha sido la más relajante, súper tranquila. Encantadora.
Pudimos ver a Eric y Tiana un ratico. Conocimos a su conejo y sus gatos y jugamos Dix It!
Dos o tres horas después de salir de Sacramento llegamos a Berkeley. Y comimos bolitas de papa en Gregoire. Hmmmmmmmmm. Eso se demoran en disolverse en la boca. Jugamos chucha, encontramos una red en la mitad de un patio y caminamos por la universidad de Berkeley. Nos perdimos otra vez en nuestra ruta a Oakland.
Anna y Nati nos estábamos esperando, haciendo la comida. Doug llegó al momentico. ¡Son unos encantos! Oakland, ¡qué empiecen los ruidos! Gente hablando, llorando, riéndose, gritando en la calle; motos y carros acelerando (y haciendo donas en las esquinas). Un gallo. ¿Esos fueron disparos? Pero no hubo sirenas de policía. Los seguidores de los Raiders, Raaaaiders cantando en la estación del metro. Perros ladrando. La Ciudad de los Ruidos. Se siente como Latinoamérica.
Nos demoramos 53 minutos para cruzar el puente de la Bahía en el tráfico horrible de una tranquila tarde de sábado. California fácil.
Carretera 101, aquí vamos! Vos, hermosa, con tu costa, playas, pueblos pequeños, strawberry fields forever.
Y justo cuando salimos del freeway para acampar en el bosque nacional Los Padres, oímos un ruido raro en el van. Como burbujas gigantes de agua hirviendo. No, más bien como una lavadora llena de rocas. Nos quedamos en el Motel 6 en King City.
Al otro día, fuimos a San Luis Obispo a buscar un mecánico. Encontramos uno abierto en domingo pero tienen que pedir el repuesto. Que no nos pueden atender sino hasta mañana. Nate va a perder su vuelo a Oklahoma para visitar a su abuela.
SLO no es un mal punto para nuestra primera parada técnica. Las tres personas que nos vieron con la tapa del motor abierto nos ofrecieron ayuda. La misión es linda. Como que Oprah lo designó uno de los mejores lugares para vivir. Desde eso ha estado cambiando montones. Mi predicción es que muy pronto ya no va a estar en la lista, pero por ahora es perfecto.
Dormimos en Cosmo frente a la casa de Patrick. Lo conocimos, junto a su mamá y su perro, en el parque donde nos ayudó a rescatar un frisbi de un árbol. Es el día 3 de una reparación menor. Llegó el repuesto. Cosmo está arreglado. Aquí vamos.
Ah sí, ¿mencionamos que hay una sequía? Excepto por los ríos y lagos que ya no existen, no parece que hubiera.