Que suenen las guitarras y las trompetas, y que anuncien los de Telemundo: “fantástico, espectacular!” Llegamos a México! Y eso de lindo y querido le queda chiquito.

Hace mucho quería venir a esta tierra multicolor. Crecí oyendo las rancheras de los tíos y viendo a Chespirito. Luego, lo admito, soñé con ser Rolando Ando para irme a  mochiliar. Después llegaron los amores perros, los hombres pájaro y tu mamá también. Y me fui a vivir al estado de Washington, donde el 15% de la población es Latina y de ella, la mayoría mexicana. Allá aprendí a admirar a esta gente que le enseñó a los güeros a pedir tacos y enchiladas en español hasta en los pueblos menos pro-inmigrantes.

México continental empezó para nosotros en Mazatlán, con un atardecer rosado y olas tamaño residuo de huracán. Mientras buscábamos hotel, Nate tuvo su primera experiencia con un policía, que lo iba a partir pero decidió que mejor no. Sólo le pasa a él.

Hacia el este está la laguna Santa María del Oro, un cráter que se llenó de agua y que los indios de la región adoraban y de la cual eran dueñas a través de un ejido, una forma de propiedad comunitaria. Pero luego el ejido se vendió y parceló en fincas. Se supone que no se podía construir alrededor de la laguna. Eso también cambió, seguro con un cheque. Nate infló el bote y remamos, nadamos y tratamos de pescar. En el campamento Koala oímos no sé cuántas clases de pájaros, vimos luciérnagas y un pobre sapo con garrapatas. Probamos el delicioso chicharrón de pescado y las empanadas de camarón.

Laguna Santa Maria del Oro. Photo by Victoria

Laguna Santa María del Oro. Photo by Victoria

De ahí cruzamos las hermosas laderas sembradas de agave, rodeando a Tequila, Magdalena, El Arenal, todos pueblitos de carretera. Fue más o menos aquí que nos dimos cuenta de que las distancias que todo el mundo nos dice (incluso Google) son mayores en la vida real. Casi que no encontramos hotel antes del anochecer!

La region del agave. Photo by V

La región del agave. Photo by V

Por fin llegamos a Guadalajara. Juan y Gaby son dos de los mejores guías turísticos que he conocido. Necesitaría otro cerebro para recordar todas las cosas que nos contaron acerca de su país. En dos días nos mostraron la danza de los Voladores Papantla de Veracruz, nos llevaron a las pirámides de Guachimontones y a Tlaquepaque, una callecita empedrada con puestos de artesanías (¡un sueño!) y galerías de arte. También nos dieron a probar el huitlacoche, un hongo que le crece al maíz y que aquí venden como manjar; el pulque, una bebida prehispánicas fermentada hecha de maíz; y el helado de elote, es decir de maíz. Monsanto tiene que dejar en paz este grano mágico que consumen aquí a toda hora y en todo lugar.

 

Veracruz Flying Men from Nate Brown on Vimeo.

Guachimontones. Photo by Nate

Guachimontones. Photo by Nate

Guanajuato habría sido uno de los pueblos blancos de Serrat si no lo hubieran pintado de cientos de colores latinos y brillantes. Es eso: un pueblo colonial inyectado con toda la pasión revolucionaria mexicana. Es un laberinto, una locura de casas que cuelgan de las montañas por obra y gracia de la Virgen de Guadalupe. Benjamín lo dijo perfectamente: “Nada como condiciones de vida cramped y edificios coloridos y peligrosos para hacer que una ciudad sea bonita.” Es un pueblo de origen minero cargado de historia y de contradicciones sociales que todavía se ven: desde la riqueza del Castillo de Santa Cecilia hasta los tugurios hechos para caber en la geografía.

Casitas pintadas de mil colores en Guanajuato. Photo by Nate.

Casitas pintadas de mil colores y colgadas de las montañas en Guanajuato. Foto: Nate

De buenas nosotros, estuvimos en Guanajuato durante la celebración del Grito de Independencia. De buenas, porque fue allí que los rebeldes empezaron el proceso independentista en 1810, entonces la celebración de Viva México -que es gigante en todo este país nacionalista- es enorme aquí.

Viendo los juegos pirotecnicos en el Dia de la Independencia de Mexico. Foto: V

Viendo los juegos pirotécnicos en el Día de la Independencia de México. Foto: V

Tuvimos también la fortuna de conocer y conversar con otros viajeros y nos sentimos casi como conociendo celebridades porque habíamos leído su blog, twowheelednomad.com. Con ellos comimos comida de la calle −churros, elote y enchiladas mineras. Después de que los locales (y Amelia) terminaran de celebrar a punto de espuma en lata, siguieron los perros. Juro que hay uno por cada habitante.

Lindos y coloridos, San Miguel de Allende y Querétaro son absolutamente dignos de conocer… depronto sin niños. Lo más interesante para los dos niños de los Tangletown4? Las nieves (helados tradicionales), los tamales y el burro disfrazado para los turistas. Para ellos otro pueblo colonial con catedral es otro pueblo colonial con catedral. Nos sorprendió la combinación de imágenes indias al lado de iglesias católicas, que veremos repetir de aquí en adelante. También parece que lo de convertir tierras de pequeños campesinos en reservas naturales para venderlas 10 años más tarde como parcelación “sustentable” es normal. — De nuevo nos descrestó la hospitalidad de amigos que no conocíamos, esta vez de Gisella, Jhon Alexander, Laura y Juan.

Ricas nieves en San Miguel de Allende. Foto: Camara

Ricas nieves en San Miguel de Allende. Foto: Amelia

Indios, iglesias y Pepsi. Foto: Nate

Indios, iglesias y Pepsi en Querétaro. Foto: Nate

Cerramos este tramo con un viaje de “sólo 3.5 horas” (es decir 7) a Las Pozas, el jardín surrealista en medio de la selva de Edward James, en Xilitla, San Luis Potosí.

Arte surrealista a la entrada del jardin. Foto: Nate

Arte surrealista a la entrada del jardín. Foto: Nate

Estatuas en Las Pozas, el jardin de Edward James. Foto: Nate

Estatuas en Las Pozas, el jardín de Edward James. Foto: Nate

 

Las Pozas, Xilitla. Foto: Nate

Las Pozas, Xilitla. Foto: Nate

El camino a Xilitla ha sido uno de mis favoritos hasta ahora. Loco, sí, y también muy diverso. Pasamos semi-desiertos, desiertos, bosques de pino, planos rocosos y mini jungla. Vimos pastoras (todas mujeres) con sus borregos, acantilados y cañones rocosos, burros, perros por doquier y un montón de viejecillas encantadoras. Conocimos a Li, un ex-conductor de camión en USA, hoy productor y vendedor de vino de manzana. Y confirmamos un dato importante: que México tiene la más alta cantidad de vulcanizadoras y talleres de reparación de llantas en el mundo. Investíguenlo y verán.

Nidos de pajaros Cacique. Foto: Amelia

Nidos de pájaros Cacique. Foto: Amelia

Chocotillos and, in the background, la Peña de Bernal. Photo by Nate

Chocotillos and, in the background, la Peña de Bernal. Photo by Nate

Nate ha empezado la tradición de traducir avisos de la carretera a su manera: “Respete los límites de velocidad” se convierte en “Respect the limits of velocity” y “Reduzca la velocidad. Cruce de peatones” es “Reduce your velocity. Crossing peanuts.”

Nueve horas después de manejar (con acampada en la mitad) llegamos al DF. Empezamos a llegar dos horas antes de haber llegado. Son montañas y montañas de bloques de cilindro, casas cuadradas de colores. Seguro que el rosado estaba en promoción.

Un año no va a ser suficiente. Desde ya sé que a esta explosión de colores, sabores y olores que llaman México hay que volver… tal vez para quedarse.

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Comments
  • Santiago García
    Reply

    Gracias por transportarnos a tu paseo hermanita! Te quiero!

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