Ah Chiapas. Un lugar para ver micos de diferentes clases, caimanes acechando en los ríos, ruinas mayas, cascadas y árboles tratando de caer en tu cabeza.

Empezamos nuestra exploración en el zoológico de Tuxtla Gutiérrez. Tenía animales nativos, en peligro de extinción o no, de diferentes partes de México, la mayoría de Chiapas. Algunos hasta nos saludaron desde fuera de sus casas enrejadas. Una criatura en particular que corrió por ahí nos interesó mucho. La llamamos nalguisparadis. Este nombre no fue tan creativo porque eso es lo que los nalguisparadis hicieron: nos mostraron su nalga parada.

A nalguis paradis sniffing around

A nalguis paradis sniffing around

Después manejamos a San Cristóbal de las Casas. En el pueblo, mi mamá y yo miramos diferentes tiendas de arte. Fuimos mucho a una de ellas. Tenía fotos, arte, joyas y piedras bonitas. Yo compré un tipo de rubí que se llama zafiro estrella ruby (no te procupes, es real).

A la mañana siguiente mi mamá tuvo una buena idea: arreglar el parque que veíamos cada vez que fuimos al pueblo. Tenía dos juegos quebrados y la pintura estaba toda mala. Uno de los columpios no tenía silla. Compramos tres tarros de pintura, papel de lija y brochas. Luego, empezamos a trabajar con los niños que estaban ahí. Lijamos la pintura vieja para que fuera lisa y más fácil para pintar encima. Más y más niños vinieron a ayudar. Y luego fue la hora de pintar. Todos los niños se acercaron a mi mamá cuando abrió la pintura. Un niño casi se echa encima la pintura porque estaba tratando de cogerla. Todo se volvió una locura entonces los reuní lejos de mami y le dí a cada niño un número. Los número uno empezaban primero, luego los dos y así. Empezamos a pintar. El columpio fue un rojo brillante. Uno de los lisaderos fue medio azul y medio verde. El otro fue naranjado.

The park after we painted it. Photo: Victoria

The park after we painted it. Photo: Victoria

Esa noche fuimos a comer con Kerstin y Aten, dos amigos viajeros. Comimos quesadillas y postres de chocolate. Empezamos una cercana amistad ese día. Al día siguiente ellos dos me invitaron a explorar la ciudad. Comimos omelets vegetarianas (porque los dos son vegetarianos) y caminamos la ciudad. Probamos chocolate puro, caliente y sólido, y éste fue muy amargo y no me gustó mucho. Encontramos a mami y Nate pero luego los dejamos otra vez para ir al mercado. Ahí vimos muchas tienditas que estaban vendiendo ámbar. No sabía si fue falso o no, pero no lo compré. No me iba a arriesgar. Pero sí compré unos regalitos para mami: una bolsa de guayabas, otra bolsa de fríjoles de colores y un alebrije porque mami no pudo comprar uno en Oaxaca. Lo llamó Joaquín.

Al otro día nos despedimos de nuestros nuevos amigos y pasamos por el parque. Nos sorprendió que uno de los juegos que estaba dañado ya estaba arreglado y funcionando muy bien. Algunos de los niños estaban jugando en los columpios y otros en los lisaderos. Nos despedimos y salimos de San Cristóbal. El plan era ir a El Chiflón pero cuando estábamos saliendo del pueblo, había un bloqueo.

Entonces decidimos ir a Palenque. En el camino paramos en San Juan Chamula y fuimos a la iglesia. Creo que fue una de mis favoritas porque fue muy diferente. Cuando entramos, la oscuridad nos rodeó excepto por los millones de velas en las mesas, el piso y las sillas. Algunas personas seguían prendiendo velas. Cuando nos acercamos, notamos que el piso estaba acolchonado y notamos que estaba cubierto de ramas de pino. Las paredes tenían diferentes santos y mami vió que cada santo tenía un espejo puesto. Seguimos caminando y vimos que las familias tenían pollos, botellas de Coca-Cola y agua, todos ofrendas para el propio santo o dios de ellos. Fue muy bonito. Yo aprendí que la Coca-Cola fue para eructar los malos espíritus. Afuera compré un marquito, un muñeco lindo que estaba cargando una cosa de madera. Luego supe que los marquitos eran los muñecos réplica del Subcomandante Marcos, un revolucionario zapatista. Está bien, todavía me encanta mi muñequito. Mami lo dijo bien: Amelia la revolucionaria sin saberlo.

Nate manejó mientras nosotros nos agarramos de nuestros asientos porque la carretera tenía muchos huecos y llena de curvas. Como ocho horas después y una parada de noche en Tapilula, por fin llegamos a Palenque. El calor nos dió un guarapazo casi inmediatamente. Fue casi tan malo como Baja California. Casi. A Benjamín no le gustó el supermercado porque no tenía queso cheddar. Llegamos a nuestro campamento, Maya Bell, y brincamos en la piscina. Kerstin también vino y brincó en la piscina también. Un grupo de tucanes voló arriba de nosotros. Fueron muy hermosos. Nos dormimos al sonido miedosos pero relajantes de los monos ahuyadores.

Al próximo día fuimos a las ruinas mayas. Los edificios estaban en mejor condición que los de los aztecas en DF. No tenían color y fueron más rectangulares que las de DF. Estaban en la mitad de la selva y tuvimos que caminar mucho. Yo aprendí que los mayas fueron unas de las primeras personas en usar el número cero y aprendieron más rápido que los europeos. En el museo había una réplica de la tumba de Pakal, el rey maya de Palenque. La tumba real todavía está en el templo pero los visitantes no la pueden ver.

A Mayan temple in Palenque. Photo by Amelia

A Mayan temple in Palenque. Photo by Amelia

Mom giving Benjamin a bear-hug. Photo by Nate

Mom giving Benjamin a bear-hug. Photo by Nate

Cuando regresamos, fuimos a nadar. Después de un rato, todos se salieron de la piscina menos Benjamín y yo. Depronto oímos un ruido muy duro. Todos miraron pero no vieron nada entonces siguieron haciendo lo que estaban haciendo. Y un árbol empezó a caer. Donde estábamos Benjamín y yo! Y yo corrí y Benjamín nadó y los dos salimos de la línea de fuego antes de que… PUN! El árbol cayó en la piscina! Después nos dimos cuenta que fue por la tormenta de la noche anterior. La jungla casi me mató!

A la mañana siguiente vimos una familia de monos ahuyadores cerca del van, y luego salimos hacia Frontera Corozal. Estuvimos en Internet, comimos y dormimos. Después del desayuno nos arreglamos para salir en la lancha hacia las ruinas de Yaxchilán. De ida vimos a México y a Guatemala porque el río divide los dos países. Vimos caimanes estirados en el sol y monos araña y ahuyadores saltando en los árboles.

The Monkeys of Yaxchilan from Nate Brown on Vimeo.

The front of the lancha while going to Yaxchilan Photo by Amelia

The front of the lancha while going to Yaxchilan Photo by Amelia

An alligator basking in the sun as we pass. Photo by Amelia

An alligator basking in the sun as we pass. Photo by Amelia

Pasamos por el templo mayor donde había murciélagos adorables del tamaño de mi mano. Aquí vimos más obras de arte maya que en Palenque, pero en Palenque había más templos y eran más altos. La caminata en Yaxchilán fue larga. De regreso disfrutamos del viento frío en la lancha.

Templo en Yaxchilan. Foto: Nate

Templo en Yaxchilan. Foto: Nate

As we enter the ruins, Benjamin is pondering whether to go in. Photo by  Victoria

As we enter the ruins, Benjamin is pondering whether to go in. Photo by Victoria

Manejamos alredor de la selva y llegamos a Chiflón. En la caminata pasamos por varias cascadas, todas muy bonitas. Pero la última fue la mejor. Era cuatro veces más grande que las otras. Roció agua en todas direcciones y se sintió tan bueno. Era gigante e increíble. Creo que es la cascada más alta que he visto.

En una de las cascadas en Chiflón. Foto: Nate

En una de las cascadas en Chiflón. Foto: Nate

El día del cumpleaños de Nate, nos quedamos en un hotel en Comitán. Nate quería motilarse, un buen hotel y comida en un restaurante. Pero recibió mucho más! Mami  y yo lo llevamos a una peluquería y escogimos un motilado de un libro. Nosotros nos fuimos a un almacén de piñatas y a otro de café. Y empezó a llover. Tuvimos que correr, correr y correr para volver al hotel. Le dijimos a Nate que nos teníamos que arreglar. Colgamos la piñata (que habíamos llenado de confites) y papel picado. Empacamos los regalos e hicimos una pirámide con pastelitos. Nos encontramos con Benjamín y Nate en el restaurante. Abrí la puerta del cuarto y le tiré aleluyas. Feliz cumpleaños, Nate! Mañana entramos a Guatemala!

Nate getting ready to whack the piñata. Photo by Benjamin

Nate getting ready to whack the piñata. Photo by Benjamin

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