Bueno, bajamos de las montañas. Dejamos el frío placentero de los Andes y regresamos al calor del desierto de la costa de Perú. Y qué calor! La cosa no ayuda cuando estamos cambiando de 26-32 grados en la costa a 4 grados en las montañas.

Muy pronto estábamos en las montañas rocosas deprimentes, bajando por una carretera a un valle desértico dividido por un río. Alrededor de nosotros brillaban logos de candidatos presidenciales; los nombres de sus partidos pintados en cualquier superficie disponible. Ya fuera un muro, la casa de alguien o las montañas, los nombres estaban en todas partes: PPK, KEIKO, GUZMAN, TOLEDO, ACUNA, etc. Imaginen que cada casa, cerca, muro y edificio tuvierao un elefante o un burro pintado con azul o rojo brillante, y tendrían una idea de lo que vimos en todas partes de Perú.

Encontramos un hotel decente que parecía que estuviera cubierto con baldosas de baño. La habitación estuvo bien, había una brisa agradable y el Internet funcionaba. Dormimos bien.

En camino a Lima, manejamos por la costa pasando tractomulas. Fue un paisaje relativamente bonito del océano, con pájaros volando y afectada solamente por montones de basura aquí y allá. Empezamos a disminuir la velocidad a nueve o diez millas de Lima, cuando la carretera se convirtió en una autopista de cuatro carriles, pero al mismo tiempo se empezo a llenar con buses, camiones, camionetas y carros. Manejamos por las calles locas y agresivas. Todos usaban sus pitos y la gente anuncia que va a voltear con señales de último minuto, un pito y el sonido de carros acelerando rápidamente, haciendo que tengas que frenar o arriesgues chocarte. De alguna manera todo trabaja porque llegamos sanos y salvos al barrio de Miraflores.

Mientras el resto de Lima que pudimos ver era sucio y un poco descuidado, Miraflores es limpio, elegante y se parece a Santa Mónica. Claramente se ve que hay dinero en este barrio, en los apartamentos con ventanales grandes, casas grandes con jardines estilo plaza, un parque con vista al mar y toda clase de cafés y restaurantes, que se verían en Seattle o L.A., sólo con nombres más agringados.

Encontramos un buen hostal en el que nos pudimos acomodar (gracias, iOverlander) y una vez que nos organizamos, empezamos la tarea de matemáticas. Después de una horas fuimos a una ‘chifa’ que nos habían recomendado (hay muchos inmigrantes chinos en Perú). No habíamos comido comida china desde Seattle, entonces nos gustó mucho comer ahí. Fue también un poco extraño ver a personas asiáticas hablando español porque no lo imaginas mucho en tu cabeza.

La Plaza de Armas de Lima es grandísima y muy bonita. El Palacio de Gobierno domina el paisaje. A su derecha, el Palacio Arzobispal y la Catedral de Lima compiten por cuál es el más grande y más impresionante. El centro de la plaza tiene varias bancas, áreas de pasto y una fuente enorme.

Subimos las escaleras a la Catedral de Lima y entramos, sólo para escuchar que teníamos que pagar. Genial. Dijimos gracias y caminamos al Palacio Arzobispal sólo para escuchar que también teníamos que pagar. Decidimos que queríamos entrar.

Palacio Arzobispal. Photo:  Nate

Palacio Arzobispal and Catedral. Photo: Nate

Fue muy interesante. El primer piso tenía pinturas dedicadas sobre todo a la Virgen María, con el ocasional Jesús. También fue interesante ver las vitrinas llenas de piezas de oro de los arzobispos. No soy nadie para cuestionar al arzobispo, pero el cristianismo no es todo acerca de dar? En fin, fue muy bonito.

The key to the city of Lima. Photo: Amelia

The key to the city of Lima. Photo: Amelia

El segundo piso mostraba la vivienda del arzobispo y una capilla. Otra pregunta: de verdad el arzobispo, una sola persona, necesita todo ese espacio? Porque si sí, incríbanme! Pero seriamente, el hombre tenía seis pequeñas salas, una gran sala y un gran comedor. Para una sola persona! Después de mirar la casa, fuimos a la capilla y nos sentamos un momentos, y finalmente nos fuimos.

Altar of the chapel. Photo: Amelia

Altar of the chapel. Photo: Amelia

Caminamos alrededor de la plaza antes de tomar un callejón para peatones a una plaza más pequeña. Estaba llena de pequeños almacenes, incluyendo un Starbucks que estaba completamente vacío. Compramos helado en otro lugar y cogimos un taxi para regresar al hostal.

The other side of Plaza de Armas. Photo: Amelia

El otro lado de la Plaza de Armas. Photo: Amelia

Esa noche fuimos a Mango’s, un muy buen restaurante. Nos pusimos la ropa mejorcita y caminamos hasta el restaurante. El mesero nos encontró una mesa. Era muy amable y amistoso. Nuestra comida fue muy sabrosa; el aperitivo tenía papas rellenas, un chuzo de carne muy tierna que fue absolutamente delicioso, y un tamal peruano con carne y aceitunas. El plato principal fue igualmente rico; el mío fue Pescado al Mango, con una salsa buenísima, camarones y dos pinzas de cangrejo. Nate pidió un risotto de camarones que fue el favorito de todos. Mi mamá pidió filete de pez espada un poco recocido pero en todo caso bueno y Amelia pidió un plato de carne con montones de papas fritas. Yo me tomé dos malteadas, Amelia dos limonadas y mi mamá y Nate tomaron pisco sour. De postre pedimos un volcán de chocolate tibio y delicioso y cheesecake. Todo estuvo muy bueno y pasamos rico.

Temprano en la mañana nos fuimos de Lima y llegamos al Parque Nacional Paracas, donde viven (supuestamente) pingüinos y focas!

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Photo: Nate

En el camino nos sorprendieron y entretuvieron las vallas gigantescas, y dedujimos que esta es la ruta que los ricos de Miraflores toman.

Size matters? Photo: Amelia

El tamaño importa..? Photo: Amelia

Fuimos hasta el final el parque, a la costa. Lo primero que notamos fue el olor; olía como a orines. Después vimos el agua café. Pues nos imaginamos a donde van las aguas negras de Lima. Todavía habían muchos pájaros del mar y aunque no vimos pingüinos, si vimos focas y flamencos!

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Estos no son los flamingos. Photo: Amelia

 

These are the flamingos! Photo: Amelia

Estos son! Photo: Amelia

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Everyone's favorite pic! Photo: Nate and V

La foto favorita de todos! Photo: Nate and V

Al día siguiente salimos a Nazca, hogar de las Líneas de Nazca. Manejamos más en el desierto cálido porque nos alejamos de la costa y su brisa. No pudimos hacer el vuelo en avión sobre las líneas, porque costaba US$85 por persona, pero fuimos al observatorio donde pudimos ver dos. No voy a decir mucho de las líneas en caso de que quieran ir a verlas, pero no fueron tan impresionantes como pensé.

The Tree. Photo: Nate

El Arbol. Photo: Nate

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La Mano. Photo: Nate

Donde nos quedamos esa noche fue mucho más bacano en mi opinión. La Necrópolis Chauchilla era un montón de tumbas pre-Incas con momias. En el camino hacia ellas se veía uno que otro hueso. Las momias estaban muy bien preservadas y estaban enterradas con toda clase de cosas. Compartimos nuestra comida con el guarda y jugamos cartas con él. También vimos un escorpión.

We see dead people. Photo: Nate

We see dead people. Photo: Nate

El día siguiente fue duro: manejamos derecho de Nazca a Arequipa. Se suponía que iban a ser 8 horas pero fueron 10. Manejamos como 322 kms ese día.

Lunch break. Nate pulls out his charango. Photo by V

Almuerzo. Nate saca el charango. Photo by V

Cuando llegamos a Arequipa, hicimos un poco de tareas antes de caminar al supermercado para comer en la zona de comidas. Fue más o menos. Si no hubiéramos estado tan cansados y hambrientos, probablemente no habría sido tan bueno. En cambio el hotel, aunque nosotros estábamos sólo acampando, fue bueno. Parecía una mansión vieja con muebles antiguos, todo tipo de pinturas religiosas y el olor de una mansión vieja. Pensamos que fue una villa de un español antes de que construyeran la carretera ahí al lado y que su nieto o bisnieto la vendió cuando construyeron la carretera.

En Arequipa, caminamos por la plaza y en las calles aledañas. Comimos helado. Nate y mi mamá probaron el tradicional queso helado, hecho con leche, azúcar y canela. Un comentario acerca de la plaza de Arequipa: las moscas negras y piconas fueron absolutamente feroces. Te tienes que poner un montón de repelente o aceptar que te coman vivo.

Después de varias horas fuimos a un restaurante que se llama Hatunpa, muy bacano con toda clase de papas: a uno le dan una base de papas con otras cosas encima, como pollo, vegetales, alpaca… Fue muy, muy bueno y no muy caro. La dueña y mesera fue muy amable e hizo muy buen trabajo.

La carretera al Cañón de Tinajani, nuestro campamento esa noche, fue muy interesante. Cruzamos el altiplano a 4,500 msnm, rodeado de enormes picos. Vimos vicuñas, los ancestros medio escasos de las alpacas, cuyo pelo se vende a 200 dólares la libra, y flamingos blancos por no comer camarones.

Vicuña looking right at us. Photo: Amelia

Vicuña mirándonos a los ojos. Photo: Amelia

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Photo: Amelia

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En el impresionante Cañon de Tinajani, en un lugar que no divulgaremos, vimos ruinas pre-Incas y más flamingos. Y justo antes de llegar a Cusco, hasta vimos un arco iris doble!

Tinajani Canyon. Photo: Nate

Tinajani Canyon. Photo: Nate

 

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Comments
  • AlvaroAmparo
    Reply

    De nuevo un hermoso,constructivo y fascinante relato/B. Felicitaciones, por tu construcción del idioma Español y como de costumbre la manifestación de un excelente, ameno, pero a la vez duro y buen viaje.
    Abuelitos AyA

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